domingo, 30 de enero de 2011

Incentivo: Independencia

    Parece que cuando no escribo con la mierda (o la maña) hasta por las orejas bajo el raiting, así que ahora que tengo un nivel considerable de alteración mental aplicaré blog.

    Estudiar en verano no se me ha hecho tan terrible, seguramente porque me quedan los ramos que me parecen amenos y con la ayuda pachamámica que he tenido he estado piola y avanzando  bien, hasta me he dado el lujo de salir casi sin sentimiento de culpa. Pero ahora mi equilibrio esta en riesgo, una de las personas que habita mi hogar (en realidad casa, hogar sería si fuera mío) salio de vacaciones y no piensa junto con los otros habitantes del lugar moverse a algún destino de descanso, más bien han elegido el vertiginoso mundo de quedarse en la cuidad con una persona maniática (yo) ocupando el espacio del que dispongo para hacer nada.

   Con una amiga del blog salió un tema que me quedó dando vueltas hace semanas, la querida y anhelada independencia y estos días ha venido a la mente esa palabrita. Pensé que necesitaría incentivos para estudiar, y dentro de ese intercambio de correos, surgió ese tema como una máxima que da punch a la hora de plantearse la digna labor.

  Entre estudio y estudio llega el instante  en que se necesita hacer lo que se pare el traste, pero como dice un sabio dicho "quien pone la plata, pone la música" muchas veces hay que agachar el moño o bien quedarse piola, porque independiente de la edad sigues comiendo y pernoctando con auspicio de terceros, al contrario de como se vea por fuera no es para nada rico. Lo planteo desde el punto de vista económico porque si me voy para el aspecto sicológico del asunto sería la historia sin fin y no es un tema para ironizar en ningún caso.

  Personalmente concuerdo con lo que planteaba esta amiga (ahora colaboradora indirecta de esta sede de las miserias estudiantiles) ver el estudio como un medio para tener lo que uno quiere, y uno de los motivos principales en mi caso es mandarme cambiar a algún lugar, no para dedicarme una vida libidinosa de una rock star (aunque si lo pienso no sería malo) si para hacer lo que se me antoje y a la hora que desee. De verdad cuando estoy muy ahogada con esta situación de hinchazón de las que no tengo con el estudio o con la relación con mis convivientes se me viene la independencia a la cabeza como un escape y lo quiero con tantas ganas que retomo el recto camino del estudio, por supuesto con una canción ad hock.

2 comentarios:

Claudia Corazón Feliz dijo...

Erselente incentivo, que querí que te diga. Pero porfa no te vayai a vivir con algún gil, vive sola primero, guvea y disfruta.

Ahora si te vai a vivir con algún gil, pásalo la raja igual, na de amores sufrios y gueas así.

Dele con la estudiá!

Gradista por 2ª dijo...

Gradista.
En primer lugar, bkn que salgas y te des "el lujo" de tener vida más allá del examen. Te felicito por no dejarte absorber por el examen. Su carretito loco, siempre mantiene la neura a raya o al menos evita el colapso total.
Tener un estudiante en la casa siempre es motivo de drama, para la familia y para el estudiante en cuestión también. No existe la fórmula perfecta, de toda la gente que estudia para el examen, no conozco ningún solo caso en que no halla drama familiar, o sea, me parece normal y común que siempre haya un roce entre el futuro licenciado y la familia.
No quiero decir: "Mal de muchos consuelo de tontos", simplemente entiendo que es un conflicto inevitable y así que sin ánimo de pecar de conformista, tal vez sea bueno hallar un punto medio, una mezlca entre indiferencia + respeto hacia la familia. Sin quemarse, pero tampoco viviendo como zombie que ni saluda. Nos guste o no, al estudiante lo mantienen, así que quizás sea bueno retribuir un poco el gasto que invierte la familia. Suena frío decir "gasto", pero es así no más la cosa. Una es un gasto, y como gasto que es, quizá sea bueno tener un poco de consideración. Agachar el moño de vez en cuando, en señal de gratitud, jaja.
Sobre el mismo punto anterior, situaciones incómodas con la familia como las que cuentas tú, son aliciente para llenarse de ganas. Ya sea que el móvil sea la rabia, el hastío, lo que sea, lograr la independencia es un objetivo harto digno.
De más está decir que hay otros móviles, por ejemplo, plantearse el examen como un desafío intelectual, o tomarlo como superación personal (a algunos les gusta creer que serán mejores personas después de aprobar el examen, yo no me compro eso, pero a algunos les sirve y no soy quién para juzgar), o como una revancha con la carrera o no sé, como una forma de decir gracias a los papás, qué se yo.
La independencia es un excelente móvil (la recomendación viene de cerca, jeje), pero no es el único.
Ojalá encuentres más razones, así tus ganas y aguante serán más grandes.
Saludos y espero una próxima columna.
Sorry por lo extenso del comentario, posteando aquí me siento como en casa y me largo tipeando.